Por Abigail Raynoldi
Generalmente, sabemos diferenciar a simple vista un cuento de una
poesía, o una obra de teatro de una novela. Significa que sabemos definir bien
los diferentes géneros literarios.
Los géneros literarios no aparecieron hace poquito, por el contrario, desde la
época de los griegos se empezaron a gestar los tres principales géneros, es decir: el género narrativo (todo lo que tenga que ver con la narración: cuentos,
novelas, novelitas, narraciones breves, novelones), el género lírico (en relación siempre con la
poesía y lo poético) y el género dramático
(siempre los textos “teatrales”, en general escritos para luego ser actuados).
Dentro de esos tres grandes géneros, encontramos muchos subgéneros, con
diferentes características. Si te digo rapidito “cuento maravilloso” me vas a
decir que va con “género narrativo”, no? Bueno, entonces hasta acá vamos bien.
Ahora, mi pregunta es: ¿Qué pasa con esos textos “raros”, “extraños”,
que no sabés si ponerlos junto con los poemas, o con los cuentos, o con las
obras de teatro, que a veces, incluyen varios géneros, o peor, que parece que
no van con ninguno?
Géneros discursivos
Mijaíl Bajtín fue un teórico de la lengua y la literatura de origen
ruso. Poco conocido en su tiempo y tardíamente traducido y leído en el mundo
occidental pensó muchas cosas interesantes sobre los géneros discursivos.
Prestá atención a que no estamos diciendo géneros literarios sino discursivos.
¿Cuál será la diferencia? A Bajtín no le interesaba analizar solamente los
géneros literarios, sino todos los discursos y enunciados que una sociedad
produce, por ejemplo: una carta, una noticia televisiva, un chisme, una novela,
una conversación telefónica, una poesía, una canción. Para él todos estos
enunciados pertenecen a los géneros discursivos, o sea que cada enunciado tiene
características que se mantienen de manera más o menos estable. Por eso podemos
distinguirlos. Por ejemplo, el enunciado que se conoce como “carta” tiene
rasgos determinados y nosotros, cuando leemos una sabemos que no es una receta,
por ejemplo.
Pero ¿Cuál es la distinción entonces entre una simple carta y una
novela? ¿Parece que una es más compleja que otra, no? Para ubicarnos bien
Bajtín estableció dos partes entre los géneros discursivos: a uno llamó géneros
discursivos primarios, los cuales refieren a todos los tipos de
comunicaciones cotidianas, familiares, corrientes, así como una orden, diálogo,
saludos, cartas, noticias, recetas, comunicados, etc. Por otro lado, están los géneros
discursivos secundarios, que son los más complejos y abarcativos: éstos
incluyen a los géneros primarios. Es aquí donde nos encontramos con los géneros
literarios. Los géneros literarios
pertenecen a los géneros secundarios e incluyen muchos de los géneros
primarios. No solo que los incluyen sino que los sacan de su contexto inmediato
y los reformulan, es decir, los usan con otro fin. Por eso en un cuento
podés encontrar diálogos o conversaciones telefónicas, o en una novela podés
encontrar una carta. Pero esa carta o diálogo ya no tiene que ver con la
realidad, ya no es el mismo diálogo que tuviste con un amigo ayer. Ese diálogo
era algo cotidiano, de comunicación directa y corriente, en cambio, cuando
estos géneros primarios los leés en un texto literario pareciera que su función
es diferente. Y esto es porque está dentro de una ficción, de un texto que no responde a las mismas reglas de la
comunicación de todos los días, sino de algo que nos hace entrar en otro mundo,
en otro universo que tiene sus propias leyes, y entonces, los diálogos (por dar
un ejemplo) ya no tienen la misma función de todos los días.
Acá va un cuadrito que resume todo lo que vinimos hablando:
Géneros discursivos primarios
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Géneros discursivos secundarios: géneros literarios
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Los géneros simples están constituidos por
enunciados de la comunicación inmediata. Tal como frases elocuentes,
interjecciones (¡Oh!), órdenes, diálogos cotidianos, cartas, onomatopeyas
(Crash! –cuando se rompe algo-), etc. Son los géneros cotidianos, los
diálogos del tipo cercano. Las cartas, saludos, las conversaciones. Todo lo
que tiene que ver dentro de un ámbito más familiar (más de cara a cara).
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Los géneros primarios que forman parte de los
géneros secundarios o complejos se transforman dentro de estos
últimos y adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con
la realidad y con los enunciados reales de otros, por ejemplo, las réplicas
de un diálogo cotidiano o las cartas dentro de una novela, conservan su forma
y su importancia cotidiana tan sólo como parte del contenido de la novela,
participan de la realidad tan sólo a través de la totalidad de la novela, es
decir, como acontecimiento artístico y no como suceso de la vida
cotidiana
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A pesar de Bajtín
Por eso la literatura toma siempre formas nuevas y
revolucionarias. Porque constantemente está creando modos innovadores y frescos
de presentarse ante los ojos de los lectores. Todo el tiempo la literatura nos
lleva a preguntarnos cosas y a redefinirnos conceptos que teníamos arraigados
como únicos o verdaderos. No solo que la literatura toma muchas cosas de los
géneros que usamos cotidianamente sino que también se cansa de ser siempre la
misma y entonces nos hace una mescolanza terrible en la cabeza porque parece
que confunde los géneros, que los da vuelta o que no quiere hacerle caso a
ninguno y tampoco quedarse quieta en
ningún lugar. Es por esto que Jacques Derrida, un francés muy inteligente, dijo
alguna que vez que todo texto participa de varios géneros sin pertenecer con exclusividad
a ninguno.
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